La oración es una herramienta poderosa que nos conecta directamente con el Creador. Es un acto de fe, un diálogo íntimo entre el ser humano y Dios. A través de las Escrituras, se nos anima a orar con confianza, sabiendo que Dios escucha y responde. Las promesas divinas relacionadas con la oración nos ofrecen seguridad y esperanza, recordándonos que nuestras súplicas no caen en oídos sordos, sino que llegan al corazón de un Dios amoroso y atento.
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Mateo 7:7 RV60
Promesas de Dios para la Oración
Jeremías 29:12
Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os escucharé.
Jeremías 29:12 RV60
Filipenses 4:6-7
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7 RV60
1 Juan 5:14-15
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
1 Juan 5:14-15 RV60
Santiago 5:16
La oración eficaz del justo puede mucho.
Santiago 5:16 RV60
Marcos 11:24
Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
Marcos 11:24 RV60
Mateo 21:22
Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Mateo 21:22 RV60
Salmos 145:18
Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras.
Salmos 145:18 RV60
Salmos 102:17
Él oirá el clamor de los humildes, y no menospreciará su oración.
Salmos 102:17 RV60
Hebreos 4:16
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 4:16 RV60
La oración es más que palabras; es un acto de fe y dependencia en Dios. Las promesas divinas nos aseguran que nuestras oraciones no son en vano. Dios, en su infinita sabiduría y amor, escucha cada súplica, cada agradecimiento, cada lamento. Estas promesas nos invitan a acercarnos a Él con confianza, sabiendo que nuestras palabras son valoradas y atendidas. En la quietud de la oración, encontramos consuelo, dirección y fortaleza, recordando siempre que en la presencia de Dios, encontramos todo lo que necesitamos.
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